Rosendo Salazar Álamo, periodista, escritor e ideólogo mexicano, nació en Zacapoaxtla, Puebla el 1 de marzo de 1888 que destacó por impulsar el movimiento sindical y obrero.
Trabajó como tipógrafo y corrector en la ciudad de Puebla y para 1911, en tiempos revolucionarios, fundó y dirigió el periódico “La Patria de Serdán”. Un año después logró encabezar la Unión Tipográfica Mexicana.
El inicio en la COM
Posteriormente, participó en las primeras organizaciones obreras de la Ciudad de México, siendo así miembro de la Casa del Obrero Mundial (COM), organización obrera que fue la primera en coordinar los diferentes grupos de trabajadores, con el objetivo de mejorar sus condiciones de trabajo y de vida.
La COM tuvo como mayor fin ser un centro de discusión político-intelectual en torno a las diferentes formas de organización obrera, para generar propaganda y llegar a tener acuerdos sobre la actividad sindical.
Después de un tiempo, la COM ganó prestigio nacional y diversas casas y líderes obreros, algunos extranjeros se aliaron y se convirtió en la primera coordinación nacional efectiva.
En 1915, Salazar Álamo apoyó la revolución constitucionalista liderada por Venustiano Carranza, luchando contra las fuerzas villistas y zapatistas mediante los batallones rojos, integrados por trabajadores que defendieron la causa constitucionalista.
La lucha social
Años después, Rosendo Salazar continuó en el ambiente de trabajadores y en la lucha por la organización sindical, por lo que formó parte de diversas organizaciones: Círculo de Obreros Libres, la Confederación General de Trabajadores y la Confederación General de Obreros y Campesinos, organización en la que llegó a ser secretario general.
Salazar también se dedicó a la escritura. Publicó artículos en periódicos y revistas como Arte y Letras, La Semana Ilustrada, El Sindicalista, Revolución Obrera y Revolución Social.
Escribió obras que detallan el movimiento sindicalista en México, como: “Las pugnas de la gleba”, “La Casa del Obrero Mundial”, “Historia de la CTM”, “Historia de las luchas proletarias en México” y “Los primeros de mayo en México”.
En 1970, el Senado de la República le otorgó la Medalla Belisario Domínguez, la máxima condecoración que se entrega únicamente a los ciudadanos más eminentes y que han engrandecido con sus acciones al país, gracias a sus méritos en la lucha por el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores mexicanos.
Falleció el 17 de diciembre de 1971 en la Ciudad de México. Sus restos fueron inhumados en la Rotonda de los Hombres Ilustres, donde de igual manera se encuentran los restos de personajes como el pintor mexicano David Alfaro Siqueiros o el escritor Ignacio Manuel Altamirano.